CONTEMPLACIÓN
Escrito por. Claudia Rodríguez
Escrito por. Claudia Rodríguez
Había una vez un alma, que dentro de
los cielos vagaba en búsqueda de un algo. Más todo aquel que pasaba por su
lado no se atrevía a preguntar. No porque no le interesara lo que a ese
luminoso fluido de arco iris le sucedía, sino porque reconocían que en algún
proceso de evolución se encontraba y no deseaban interrumpir su silencio
deambulante. Como forma de respetar su libre albedrío, es decir, su libertad
de acción.
Después de tanto ir y venir el alma
se sentó en una de las playas de la eternidad y comenzó a llorar. Sus lágrimas recorrían
su esencia hasta caer en la arena. Gota a gota se fue mojando cada partícula
que configuraba el paisaje. Formando una
pequeña hilera de agua cristalina
desembocando directamente al lago de cristales vivientes.
Y allí la esencia divina se quedó
contemplando todo lo que le rodeaba.
En eso una voz que ya conocía le
pregunta ¿Por qué lloras hermoso haz de luz?
- Porque hoy recién me doy cuenta
de tanta inmensidad y poder de amor que guardaba mi interior.
- ¿Lloras de tristeza? Preguntó
nuevamente la melodía que entonaba el viento.
- ¡Para nada, es de alegría! Tanto
ir y venir buscando respuestas cuando todo estaba en mí. Ahora se en forma
consciente que construyo todo lo que pienso, atraigo todo lo que siento,
escucho todo lo que percibo y toco todo lo que deseo, más lo que había olvidado
y ahora se transforma en mi alimento diario, en mi saciedad, en mi plenitud es
que amándome incondicionalmente, aceptando todo, todo de mi puedo volver a comenzar, más para ello debo
vaciarme de tantos recuerdos, perdonarme porque cada cosa persona o situación
que irrumpe mi realidad ya que es parte
mía también. Para que mencionar lo que ya sabes ¿no?
- Dime y que has sacado por
conclusión interrogó interesado aquel canto cálido.
Que la aceptación, el perdón, la
honestidad, la voluntad y la acción diaria permiten la transformación envolviendo
todo en un sentir intenso convirtiéndose en emociones diversas que en su
conjunto converge en el mayor de los sentimientos, el amor. Y desde allí todo
lo que puedas tocar se cristaliza como una forma de quedar en cero, iniciando desde allí, todo lo nuevo todo el
oro hacia tu vida.
Y sabes lo más maravilloso de todo. Te vas dando cuenta que estas siendo parte constante
de una creación ilimitada.
Entonces, fue cuando desde donde provenía
el susurro majestuoso, cayó un rayo de luz dorado en donde aquellas partículas
mojadas por el sollozo jubiloso, se tornaron
en piedras preciosas resplandecientes.
El aire enaltecido decretó en
vibración de un cántico divino, lo siguiente: -Coloca esas piedras preciosas en
tu esencia más pura porque desde allí radica toda tu luminosidad, hoy la
bendición de tú verdad te ha hecho libre
y el cosmos se une a ti otorgándote la energía necesaria para la evolución que has escogido.
- ¡Gracias! Exclamó el alma, me
siento honrada por ti y por todos aquellos que han venido antes que yo a tu
presencia.
- ¿Cómo vas a reiniciar el camino,
ahora? Preguntó curiosa la divinidad.
- Por ahora sólo deseo contemplar,
la maravilla de Ser y de Estar y sintiéndome parte de todo aquello que mi
espíritu percibe.
En silencio siguió su reflexión
entonando una canción del arte más bello que acababa de conocer, su SOY YO.
Amaneció y aquel cuerpo etéreo
despierta inserto en un cuerpo físico, radiante se levanta porque sabe y siente
que aquello que percibe en su entorno es parte de la visión completa de lo que
ES, porque por otra parte su realidad es también lo que en sueños logró vivir y
descubrir.
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